Back to Schedule
Donate

Fragmentos de cartas enviadas al Consejo de Oración

«Deseo expresar agradecimiento al Consejo de Oración, pues mi amigo se curó completamente. [...] Sus médicos y familiares estaban asombrados. Es una bendición de Dios que él recibió a través de ustedes».

C.D.L.M.F., Madrid, España.

«Deseo hacerles saber cuán conmovido me siento y cuánto agradezco la labor del Consejo de Oración. En cada una de las oportunidades en que he conocido a la persona por quien se encuentran orando, he notado un cambio positivo en sus vidas. Al principio, este hecho sólo me asombraba, pero en la actualidad mi fe en Dios y en el poder de la oración ha crecido enormemente. Ahora que Dios ayuda a todos aquellos que oran profundamente y con sinceridad».

R.H., Pittsburgh, Pennsylvania, Estados Unidos.

«Hace poco, el padre de un devoto de nuestro grupo de meditación se enfermó gravemente, y yo fui uno de los médicos que participó en su tratamiento. Luego de practicar la técnica de curación, hubo en él una mejoría milagrosa. Me quedó la fuerte impresión de que, durante la ejecución de la técnica, alguna poderosa fuerza había operado a través de nosotros y producido sus efectos más allá de nuestros recursos convencionales».

Dr. G.R., Santa Fe, Argentina.

«Durante muchos años dudé de la eficacia de orar por otras personas, pues jamás tuve prueba alguna de que en realidad diese resultado. Pero el enriquecimiento espiritual que ahora siento, el cual es sin duda el resultado de las fervientes oraciones del Consejo de Oración, constituyen una prueba tangible de la efectividad de la oración. Ciertas barreras que parecían insuperables en mi vida van desapareciendo poco a poco».

B.R., Amherst, Massachusetts, Estados Unidos.

«Un año atrás solicité la ayuda del Consejo de Oración para una niñita que estaba enferma de leucemia y hepatitis. Ahora ella se encuentra en perfectas condiciones de salud; ya no hay señales de células cancerosas en su cuerpo. Esta curación excepcional es una demostración inapreciable de que el hombre no está solo en este mundo caótico».

E.N., Nápoles, Italia.