
De las charlas y escritos de Paramahansa Yogananda:
¿Qué es el verdadero éxito? «El éxito no es un asunto simple: no puede definirse meramente por la cantidad de dinero y de bienes materiales que posees. El sentido del éxito es mucho más profundo. Sólo puede ser medido por el grado en que tu paz interior y tu control mental te capacitan para ser feliz en todas las circunstancias. Ése es el verdadero éxito».
Sólo mediante el desarrollo del raciocinio y el sentimiento puros puedes llegar a Dios y a la verdad. […] Mediante una exitosa meditación se logra este equilibrio dentro del hombre o de la mujer, puesto que ya se encuentra allí, oculto en el alma.
Cuatro veces al día, siéntate en el silencio de la meditación y piensa, con todo el amor y anhelo de tu corazón: “Me entrego al Infinito en este momento. ¡Padre, revélate, revélate!”. Esfuérzate por sentir la paz de su presencia; sumerge tu cuerpo y tu mente en esa paz y tu éxito en la vida aumentará. […] El hombre de éxito es aquel de carácter sosegado.
Dios ayuda a los que se ayudan a sí mismos. Cuando tienes la mente en calma y rebosante de fe, después de orar a Dios en meditación, te resulta posible ver diversas respuestas a tus problemas; y gracias a que tu mente está en calma, eres capaz de elegir la mejor de las soluciones. Pon en práctica esa solución y encontrarás el éxito. En esto consiste aplicar la ciencia de la religión a tu vida diaria.
El éxito al alcanzar la realización del Ser es el resultado del esfuerzo sincero. […] El yoga no debe practicarse de manera mecánica ni impulsado por un opresivo sentido del deber, sino con gozo y perpetuo fervor, para lograr así que la meditación de cada día proporcione una bienaventuranza más profunda que la del día anterior.
El verdadero éxito es cuando has expandido tu conciencia al punto de que tu vida es gloria y felicidad para ti y para los demás.
Así como los vitales rayos del sol nutren a todos los seres, de igual manera debes tú derramar rayos de esperanza sobre el corazón de los pobres y de los olvidados, encender la llama del valor en el corazón de los abatidos e infundir renovado aliento en el corazón de quienes se consideran fracasados. Cuando comprendas que la vida es una jubilosa batalla del deber y, al mismo tiempo, un sueño pasajero, cuando te colme la dicha de hacer felices a los demás, prodigándoles bondad y paz, a los ojos de Dios tu vida será un éxito.