«Cada año, en la época de la Navidad, las vibraciones del amor y gozo de Cristo que emanan hacia la tierra desde los reinos celestiales son más intensas de lo habitual. El éter se inunda de la Luz Infinita que brilló sobre la tierra con motivo del nacimiento de Jesús. Aquellas personas que se encuentran en sintonía mediante la devoción y la profunda meditación sienten de un modo maravillosamente tangible las transformadoras vibraciones de la conciencia omnipresente que moraba en Cristo Jesús».
«La idea de una meditación navideña de todo el día, realmente me fue dada por Cristo, como un medio para que él pueda hacer algo por ti. Él quiere bendecirte, pero tiene las manos atadas si no estás receptivo. Quiere venir a ti, pero no puede si los portales de tu devoción, única vía a través de la cual puede entrar a tu vida, están cerrados. Allí donde encuentra almas sinceras, él intenta venir a ellas; pero ¿cómo puede entrar cuando las puertas de la calma están cerradas y el pestillo de la inquietud ha encerrado el alma? Sin embargo, si meditas larga y profundamente, y si llamas a Cristo con todo el amor de tu alma, eliminando todas las barreras de la inquietud y de la duda, verás que él entra voluntariamente. Conocerás el verdadero significado y el gozo de la Navidad».
«Te insto a celebrar el verdadero nacimiento de Jesús, percibiendo dentro de ti su amor universal, su capacidad de perdón, su carácter, su espíritu de renunciación y su devoción, y sintiendo el amor crístico por todas las razas hermanas y toda criatura viviente».
«Suma a tus festividades sociales el segundo advenimiento de Cristo: su advenimiento a tu conciencia meditativa. Cristo es apenas una vislumbre en las festividades navideñas; pero en la cuna del éxtasis divino de la meditación, puedes verle y percibirle como una realidad eterna y siempre gozosa».
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